Un sentimiento bastante rápido,
en un instante sucede todo.
Después de un suceso desencadenante,
se apodera del cuerpo un gran odio.
La mandíbula se tensa,
la cabeza se calienta,
el cerebro burbujea,
de dolor y angustia se marea.
Y cuando hasta el tope de frustración llega,
la rabia se desata y se rebela.
Muy malas intenciones por la mente se pasean,
hacia alguien, hacia algo, da igual lo que sea.
Es algo más profundo que el odio,
pero a la vez más fugaz que el propio.
Es algo que toda persona experimenta,
en algún momento de su vida, y revienta.
Es algo que muchos se guardan por no hacer daño,
pero que es inevitable que asome al menos una vez por año.
Y mientras tanto,
uno intenta calmarlo, respirando.
Y hay veces que si no la dejas fluir de algún modo, te llena por dentro. "Ponzoña" lo llamo yo y lo imagino como un líquido putrefacto y maloliente...
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