No he jugado ningún partido.
No hice ninguna apuesta.
No participé en carrera alguna.
Nadie me retó a un pulso.
No me jugué nada.
Pero me han derrotado,
en propio campo.
He perdido, me han ganado.
He quedado fuera de juego.
Eliminada.
Perdí lo que no tenía.
No gané lo que jamás ganaría.
Estoy fuera de donde nunca entré.
No existía el juego en el que no participé.
No estoy eliminada de donde nunca estuve incluida.
Aposté a que no apostaría,
y gané una apuesta de antemano perdida.
Corrí por los caminos que nunca existieron,
y empaté en la carrera en la que yo sola participé.
No mentí ante mi verdad.
No fuí justa con los que no lo fueron conmigo
después de haber sido buena.
La maldad inundó el cerebro que nunca estrené;
la bondad e ingenuidad casi caducan en el que está ya pasado de rosca.
Mis ojos no vieron las palabras que escucharon,
mis oidos no entendieron las imágenes de lo parecido a un pasado.
Mis labios se movieron hablando de lo que no habían vivido,
mis palabras expresaron que entendía lo que no decía.
Mi derrota no fue justa,
pero la justicia nunca es fija.
Tal vez gane otro día lo que hoy me robaron,
pues lo merecía.
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