lunes, 24 de agosto de 2009

ESPEJO O ESPEJISMO


¿ Qué ves cuando te miras al espejo?
¿ Qué sientes al ver tu reflejo?
Le pregunta su cabeza cada día.
"Mi reflejo",
espeta,
ella siempre con su extraña ironía.

Dos personas discutiendo,
ambas reunidas en un mismo centro.
Dos maneras de ser, complejas,
entrelazadas, tirándose de las orejas.

La misma persona y sus dos mitades,
un conjunto de muchas cosas divididas en dos partes.
Ni la buena ni la mala,
ni el demonio ni la santa.

Una sutil mezcla de claroscuros,
de colores vivos o mudos.
Grandes mezclas de pinturas que han terminado en gris;
una buena combinación de colores que sugieren arcoiris.

Luces, penumbra, no importa, todo gusta.
No es locura, ni mucho menos cordura.
No es enfermedad, tan solo realidad.

La mujer y la niña.
La responsable y la divertida.
Que se combinan, que se rechazan,
se complementan, se acompañan.

Distintas pero iguales.
Solitarias y sociables.
El Ying y el Yang, o algo por el estilo.
Una parte era distinta, en el fondo siendo ella, misma.

Una chica en el cristal, viéndose a sí misma sin mirarse.
Cómplice consigo misma sin llegar a contemplarse.
Sin necesidad de profundizar en su interior
para apreciar lo que estaba a flor de piel.

Siendo ella y otra ella, a gusto e incómoda.
Persona al fin y al cabo.
Sintiéndose absurda de cabo a rabo.

Feliz y triste, por ser quien es, quien era quien será.
Tranquila y preocupada.
Queriendo, sin saber,
qué será del mañana, qué quedará en el ayer.
Una vida afortunada, o incompleta, a saber.

Otra vez la cabeza, loca de remate,
preguntó: ¿ Qué ves?
Y ahora salió su otra parte,
la que quiso ser sincera,
y contestó: No lo sé.

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