martes, 23 de junio de 2009

EN EL SILENCIO DE LA NOCHE


Hoy hace una noche preciosa, al menos para mí, de una manera digamos melancólica. En plena ciudad, al norte de madrid, se ven las estrellas, no son muchas, pero ya hacía tiempo que no veía tantas, todo está despejado, también las calles se han vaciado, todo en silencio y tranquilo, salvo por algún que otro coche que perturba levemente el decanso del asfalto. Las luces de las casas se van apagando, los bares están cerrando. Los pájaros en sus árboles, duermen en sus nidos plácidamente, al comtrario que los mosquitos, apiñados contra las farolas anaranjadas que los atraen cual abejas a la miel. Pero, de repentem hay algo que llama mi atención, una pequeña sombra, volando rápidamente, intentando acercarse a la luz, sin llegar a hacerlo. Podría ser una polilla, pero era demasiado grande, o un pájaro, demasiado pequeño. Además se veía muy ligero y excesivamente veloz. Y es entonces cuando me percato, no hay solo uno, ni dos, ni tres, hay cuatro.


Puede parecer una chorrada, tal vez lo sea, pero me llama la atención. Solo queda una opción, ¿ sería un murciélago? Sé que hay por aquí, pero nunca los había visto así.


Y de esta forma es como la tranquilidad de la calle ya no me importa, ni siquiera la la claridad de la noche "estrellada" me interesa, unos simples murciélagos ( o eso creo) rondando a toda leche una farola ( ya rondada por mosquitos) obtienen toda mi curiosidad.


Qué curioso es el ser humano, que es capaz de entretenerse con la cosa más simple, aunque ante él hayan valores sobrehumanos.


Y es que, al fin y al cabo, seguimos siendo como niños, que al hacernos un regalo, lo apartábamos y nos entreteníamos con la caja o papel en que venía envuelto.

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