sábado, 27 de junio de 2009

EL DOLOR PERDURA EN EL TIEMPO

Hay momentos en la vida, en que nada sirve de consuelo, en que el dolor y el sufrimiento, es tan profundo y tan intenso, que las palabras, los abrazos, o el cariño, no traen la calma. Y es que las lágirmas no son suficientes para deahogar la angustia.
Hay veces en las que la cara de una persona alberga tanto dolor en su interior, que solo verla hace que se te encoja el corazón de tal forma que, por un momento, tu sangre se vuelve sólida.
Es imposible imaginar que una persona pueda contener tanta amargura y desgarro en su alma. Y menos que pueda llegar hasta su cara, con tanta exactitud, que no se pueda definir ninguna expresión concreta. Solo desolación.
En un solo instante, una desgracia, puede cambiar toda una vida, y estar muriendo poco a poco cada día. Por más que se haga, por más que se intente,cuando le miras a los ojos, ves que imposible es calmar el dolor perenne. Porque, ¿ cómo aliviar al ardor de una herida abierta, aún sangrando?
Algo que jamás cicatrizará, porque es el daño más grande, una herida mortal, que no ha matado pero sigue supurante. El llanto no basta, los gritos al cielo no alcanzan.
No existe el descanso, jamás existirá, y aunque quedan los recuerdos bellos, siempre volverán los feos. Y queda esa impotencia, que aunque no hay culpa por la que sentirla, es irremediable, da igual los años que pasen.
Cuando ves que a una persona se le secan los ojos, se le deforma la cara, se muere por dentro, comprendes que ningún dolor será tan intenso como el que alberga en su cuerpo.
Y lo peor, es saber que no puedes calmar su dolor, y que siempre habrá en su corazón ese profundo e intenso escozor.

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