Al fin y al cabo nadie sabe lo que le deparará.
Una persona puede estar haciendo el bien toda su vida
y terminar con la peor suerte concebida.
Sin embargo, alguien puede tomar al mal de la mano
y jamás ser castigado.
Ironías de la vida, un humor demasiado macabro,
que no concibe la risa, solo el llanto.
El bien y el mal, ángeles y demonios,
todo se concentra en eso.
Aunque, la mayoría de las veces no es tan fácil distinguirlo.
Las personas en sí mismas somos una clara muestra de ello.
El mal y el bien recorre nuestro ser por completo.
Envenena nuestras almas sin dejar un solo hueco,
o da una luz a nuestra vida que nos hace feliz y vulnerables al mismo tiempo.
Pero hoy en día, con todo lo que vemos,
me pregunto: ¿ A qué se da más valor en este mundo lleno de flecos?
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