Hay cosas que no se pueden expresar, que no se pueden medir.
Hay veces en las que es mejor no hablar, en las que las palabras sobran.
Hay momentos mágicos, especiales e inolvidables,
que simplemente son maravillosos por sí mismos,
que no necesitan ningún adjetivo, ni nada añadido,
que no necesitan mejora porque no se pueden mejorar.
Momentos inexplicables, momentos especiales.
Sencillos, con muchos detalles,
coloridos, aunque ni distingas las calles.
En la sencillez está el encanto, o al menos eso dicen.
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