lunes, 7 de septiembre de 2009

LA BELLEZA DE LA VIDA


Simples cosas, sutilezas.
Una mirada, una sonrisa,
un simple beso.
Sentir el viento en la cara,
escalofríos en la espalda.
El amor de los tuyos,
respirar aire puro.
Tararear una canción todo el día,
encontrarte con alguien que la silba.
Reir descontroladamente por una tontería,
llorar de alegría.
Echar la vista atrás añorando viejos tiempos,
esperar ansiosa nuevos retos.
Una llamada inesperada,
una noticia grata.
Oír fuegos artificiales,
a cuatro o cinco calles.
Ilusionarte por lo nuevo,
agradecer todo lo bueno.
Hacer lo que te gusta.
Recibir y dar cariño,
enamorarse como un niño.
Llover y no tener paraguas,
llegar empapada a casa.
Estar sedienta y beber agua,
ver el sol al alba.
Acabar un libro apasionante,
escribir el propio después o antes.
Oler la comida recién hecha de mamá,
dormir raro y caerte de la cama.
Reencontrarte con quien creías olvidada,
un franco abrazo a la luz de la mañana.
Nervios entre palabras,
sinceridad en las miradas.
Sorprender y ser sorprendida.
Sentir los latidos del corazón,
tener la piel de gallina.
El brillo de unos ojos inundados
de emoción y alegría.
Apreciar más el valor sentimental,
que de algo material.
Apostar por lo que uno quiere,
si vale de verdad.
Cosas grandes o pequeñas,
duraderas o efímeras.
Pero tantas...

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