POLÍTICAMENTE CORRECTA

Tranquila, no te exaltes,
no hables, no escuches,
no mires, ignora.
No contestes,
estate ausente,
haz oidos sordos.
Muérdete la lengua,
no digas nada,
ni para bien ni para mal.
Es por tu bien,
por el bien de todos.
Que no haya broncas,
que no haya encontronazos.
Calla, aunque te cueste,
no respondas ante provocaciones.
A los comentarios con segundas intenciones,
haz oidos sordos.
Calma, sosiego.
Que no pase nada.
Porque luego,
aunque no sea cierto,
te echan la culpa.
Todos queremos hacer lo mismo que tú quieres,
pero sabes que no podemos.
Todos nos jodemos,
lo sentimos, pero es así.

Y yo quieta, y yo callada,
y mirando a otro lado,
intentando hacer oidos sordos,
mordiéndome la lengua,
ausente en mí misma, a veces.
Como un niño en una esquina,
castigada en un rincón.

No te rebajes a su altura,
sé fuerte pero no dura.

Y así, responsable y obediente,
con boca cerrada, casi apretando dientes.
Una tarde, varias horas, se convirtieron años,
eso sí, siempre guardando las formas.

Y después, hasta la próxima.