martes, 20 de abril de 2010

DIVORCIO

De los sentimientos que un día pude albergar.
De la vida que pudo ser y jamás será.
De lo bueno, de lo malo. Qué más da ya.
El recuerdo ya es un rayo de felicidad.
Me olvido ya del mundo que nunca tendré,
y bajo a los suburbios de mi mente cruel.
Se cerraron las salidas, el juego acabó.
Se apagó la esperanza en vida,
otros se encargaron de recluirla.
Y es que hay veces en que el mundo no da fé de vida,
y es que hay veces que lo bueno no da ni alegría.
Las respuestas no sirvieron,
¿y cómo sigues sin miedo?
Ayer se rompió un pedazo de mí,
la verdadera cuestión, si podrá sobrevivir.
Yo no creo que no, pero qué difícil es decir “sí”.
Me divorcio de mi yo, todo acabó aquí.

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