Que se sumergió entre un millón, para ser quien fuera.
Que entre el dolor, olvidó la razón, y también quién era.
Por burlas de todos no aguantó ya más, y le dio igual su voz.
Porque la esperanza ya no fue más, que una piel amarga, que tuvo que tirar.
Y el color fue un rayo, de felicidad, que pasó volando, para no volver más.
¿Quién era?
La estrella.
Que ayer se apagó por querer todo.
Que el golpe que dio no fue el mejor.
Y así se acabó su tenue resplandor.
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